Por otros modelos de Flipped Classroom

salto

El Flipped Classroom es un modelo pedagógico, una manera de ver. Un prisma que nos aporta una visión poliédrica, lo que conlleva que existan interpretaciones del modelo, al igual que existen diferentes recetas del gazpacho y de la paella.

Es sus inicios puede parecer un modelo sencillo, basta con invertir el tiempo y el espacio del aula. Es decir, podemos pensar que sólo necesitamos que el alumnado trabaje la clase teórica en casa y en clase trabajemos más la parte «práctica».  NO.

Es mucho más que eso, porque si nos quedamos con la afirmación anterior podemos llegar a pensar lo que afirmaba Henry Ford:

«Si le hubiera preguntado a la gente, me hubieran pedido caballos más rápidos».

Aquí radica el problema de la visión más tradicional, ya que algunos docentes, empresas y asesores de formación han vendido un modelo primordialmente tecnológico, un caballo más rápido, que nos permite dar más materia, para así conseguir los quince temas al año.

¿Qué han conseguido? ¿Un aula invertida, un proceso de enseñanza-aprendizaje invertido? ¿O más bien han PERvertido el aula, aumentando aún más la presión de la cadena de montaje educativa?.

Si centramos el Flipped Classroom en su vertiente tecnológica podemos pensar que aumenta la brecha digital, ya que no todo el alumnado dispone de Internet en casa, pero ¿podemos pasarle los vídeos al alumnado para que los vean en sus ordenadores o en los móviles sin necesidad de contar con Internet?, ¿o podríamos dedicar parte de nuestras clases para que vieran los vídeos en nuestra propia aula?. Quizás podríamos montar con el alumnado una miniempresa educativa inspirada en los principios del Aprendizaje-Servicio. Empresa que arregle los ordenadores del difunto programa Escuela 2.0, o incluso los portátiles que abandonamos al comprarnos otros, como hizo José María Ruiz Palomo en el IES El Palo. Esos portátiles podrían usarse en las aulas para trabajar este modelo.

Otras alternativas serían utilizar tecnologias como Plickers,  tal como lo hace Domingo Chica Pardo, y así sólo necesitaríamos una tablet o un móvil.

Al centrarnos en la parte tecnológica podemos pensar que aumenta la desigualdad entre el alumnado. ¡Pues no es así!. Este modelo permite atender a todos/as, ya que nos concede tiempo para poder atender a la diversidad, para dedicarnos a ese alumnado que más nos necesita. Si ese al que no hacíamos caso cuando usábamos la clase magistral, y que ahora, gracias a que no dependemos de un libro de texto de una editorial, que hemos creado nuestro propio temario, y que nos hemos lanzado a trabajar con estrategias de Aprendizaje cooperativo y Aprendizaje basado en Proyectos, podemos trabajar con ellos/as codo con codo, conociendo de primera mano sus verdaderas necesidades.

Por qué este modelo nos permite una inversión más real: una inversión en clase (de recursos, tiempo nuestro..); una inversión del rol del docente y el alumnado, que permite un aprendizaje  activo; e inversiones en la evaluación y en las metodologías, para que no todo dependa del criterio del docente. Y es que flip, no sólo se puede traducir por invertir, flip puede significar TRANSFORMAR. Ese puede ser el verdadero poder del Flipped Classroom.

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