He querido parafrasear al Greco, porque muchas veces me he sentido así. Durante toda mi trayectoria educativa he estudiado en la Educación Pública, y gracias a ella obtuve todos mis títulos, entre otros la licenciatura que me permite ser docente en la SAFA de Úbeda.
Nunca me hubiera imaginado trabajando en la concertada, pero era más difícil para mi acceder a un puesto como docente en la pública. Mi familia no tenía dinero para poder pagarme la academia de las oposiciones, y aunque conseguía trabajar, era difícil poder ahorrar lo suficiente para poder pagarla. Ya sabemos que es bastante difícil aprobar las oposiciones sin contar con el apoyo de una academia.
Sin esperarlo me llamaron para cubrir una plaza en el año 2005, y allí descubrí un centro concertado que se enorgullecía de atender a los más necesitados. Antes a los niños huérfanos de la guerra, y en la actualidad a otro tipo de necesitados. Tanto es así que en el año 2014 ganamos el Premio Nacional de Educación a la atención de las necesidades educativas especiales.
Mi colegio, lo llamo mío porque así lo siento, no selecciona al alumnado, no obliga a nadie a estudiar religión, admite a alumnado gitano, inmigrante y con graves dificultades económicas, sociales y con hándicap. A todos mis compañeros y compañeras docentes se nos identifica por el orgullo SAFA, y no nos sentimos identificados con un centro segregador o que intenta imponer su credo religioso. Yo mismo soy un ejemplo: no estoy casado y mis hijas no están bautizadas, y aunque no os lo creáis no se me juzga por ese motivo.
Por eso me sorprende que la Delegación de Educación de Jaén quiera suprimir una línea de la ESO. Alega problemas de ratio, problemas que sufren otros centros públicos de la zona. Me sorprende que esto suceda, sobre todo, teniendo en cuenta que nuestro centro cuenta con una residencia escolar. Residencia que acoge a alumnado con una problemática social, familiar, económica e incluso psiquiátrica, y que es el mismo que llena esa línea de la ESO.
Mi intención no es luchar contra la Educación Pública. Mi única lucha es la de una Educación de calidad, equitativa y de inclusión. No quiero que se cierren líneas, ni públicas ni concertadas, ya que entiendo que nuestro objetivo es común, y que este cierre de líneas responde a motivos políticos e ideológicos, más que a criterios educativos.
Yo soy, porqué la Educación pública me acogió y me permitió convertirme en docente. Ahora bien, no voy a negar mi orgullo y mi pasión por la SAFA. Ella me dio los pinceles para ejercer mi vocación, y me enseñó que debemos educar a todos, con independencia de su origen, género, etnia..