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Los cambios cerebrales en un adolescente. Un Ferrari sin sistema de frenado.

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Reducir un adolescente a su cerebro es un error, lo que no resta que existen cambios cerebrales muy profundos, tanto a nivel estructural como funcional. Tanto es así que se estima que la adolescencia y su proceso de socialización/educación, puede ser una etapa tan importante como el proceso de socialización/educación que se produce en la etapa infantil.

¿Qué es lo que sucede en el cerebro de nuestro alumnado?. Tal y como señala Steinberg, ocurren tres grandes cambios que guardan relación con tres R: se estimula el sistema de recompensa, se fomentan los sistemas de relaciones sociales, y se empiezan a desarrollar los sistemas de regulación personal y emocional.

El propio Steinberg  hace una comparación que me encanta. El entiende que el cerebro adolescente es como un Ferrari con todas las prestaciones: gran motor, un chasis excelente, gran consumo, velocidad.. El único problema es que los sistemas de frenado y de seguridad son muy deficientes o inexistentes.

Esta misma comparativa sirve para entender que cambios se producen en el cerebro. Son tres fases que se solapan entre ellas.

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En la primera fase, el sistema límbico se desarrolla con mucha rapidez, especialmente el núcleo accumbens (relacionado con la recompensa y el placer) y la amígdala (el radar de todo lo novedoso, extraño o amenazante)  se vuelven mas activos. Esta extrema reactividad del sistema límbico, puede ser  aún mayor si el adolescente ha sufrido malos tratos, contextos familiares desestructurados o ambientes deprimidos..   Ese es el motivo por el que todo lo viven con tanta intensidad y son tan dependientes de sus emociones. Son mas sensibles a las opiniones de los demás, especialmente de su grupos de amigos/as, al igual que comienzan a buscar emociones fuertes y situaciones de riesgo.

Por ejemplo, en un estudio dirigido por Somerville en Harvard se escaneó el cerebro de diferentes personas. Durante el desarrollo del experimento se les indicó que cuando vieran una luz roja, significaba que alguien de su edad los estaba observando a través de una cámara. Independientemente de que nadie les observaba, se comprobó que cuando los adolescentes del experimento pensaban que estaban siendo observados, sufrían mas estrés ante esta situación, lo que implicaba que sentían mas vergüenza que los niños/as o los adultos, ante la posible presencia de alguien de su edad.

cerebros

En otro experimento dirigido por el propio Steinberg y sus colegas, se diseñó un videojuego de conducción, cuyo objetivo era llegar a la meta lo antes posible deteniéndose en los semáforos. Lógicamente cuando la luz era amarilla, los participantes podían decidir si parar o intentar pasar y ganar algo de tiempo.

En una primera fase todos los grupos de  participantes (niños/as, adultos y adolescentes) tomaron un número similar de riesgos. Lo interesante sucedió en la segunda parte del experimento, ya que los investigadores les permitieron estar acompañados de un grupo de amigos. Este grupo de amigos/as podía aconsejar a los jugadores/as, del mismo modo, el jugador/a podía decidir si hacer caso omiso o no de los consejos de sus amistades.

Como no podía ser de otra manera, los adolescentes multiplicaron sus decisiones de riesgo en el juego por 3. Las implicaciones de este estudio son fundamentales, ya que  demuestran que los adolescentes no corren más riesgos por su edad, sino que corren más riesgos cuando son sometidos a la presión social de su grupo de iguales.

Una de las razones por las que los adolescentes son tan influenciables se debe a que, durante este periodo se produce un incremente enorme de receptores de la dopamina. Especialmente en los circuitos neurales que portan las señales de de recompensa desde el sistema límbico a la corteza prefrontal. Este incremento hace mucho más fácil activar la sensación de placer y recompensa, ya que hay más receptores para transmitir y recibir esa señal. Y no podemos olvidar que una de las cosas que más placer le genera a un adolescente es estar con sus amigos/as. Ahora podemos entender la cita de  Stephen King en la película Cuenta Conmigo: «Nunca volveré a tener amigos como los que tuve en la adolescencia». Todas las experiencias de la adolescencia se viven con una intensidad especial.

En la segunda fase  comienza a desarrollarse el sistema de frenado, siguiendo el símil propuesto por Steinberg. Durante esta fase la CPF (corteza prefrontal) sufre un proceso de poda sináptica, es decir, se empiezan a eliminar la neuronas y los circuitos neuronales peor conectados, a la par que las neuronas restantes se mielinizan, es decir, se vuelven mas eficientes y rápidas. Poco a poco se está instalando la «fibra óptica» en el cerebro.

Nuestro alumnado comienza a ser mas razonable, menos impulsivo. Sus funciones ejecutivas están mejorando: la planificación, la gestión emocional, el reconocimiento de las emociones, la empatía. Esto no significa que todos los adolescentes entren en esta fase del mismo modo, ni al mismo tiempo, de hecho las chicas entran en esta fase antes que los chicos.

En esta fase es esencial educar sobre las adicciones, ya que comienzan a aparecer los primeros escarceos con las drogas: fumar, consumo de alcohol, consumo de cannabis, cocaína. Este consumo puede provocar que la poda neuronal se altere o que se aumenten las probabilidades de sufrir trastornos mentales. Todo esto puede tener consecuencias muy graves en un futuro, tal y como se ha demostrado con el consumo continuado de cannabis y su relación con la aparición de enfermedades mentales como la depresión.

La aparición de malos hábitos y el abandono de actividades cómo el ejercicio físico tiene un efecto importante, incluso a nivel epigenético.

Tal y como indica David Bueno, la epigenética es una disciplina científica que estudia cómo se regulan la expresión de determinados genes. Todo lo que comemos, bebemos, consumimos, así como el tipo de pensamientos, actividades físicas que realizamos o las horas que dormimos pueden tener influencia en la expresión de nuestros genes. Generalizando se puede extraer que todo lo «malo» qué consumimos, pensamos o hacemos puede provocar que se activen genes relacionados con trastornos mentales o enfermedades.

La última fase, siguiendo el símil, consiste en situar a un conductor/a hábil detrás del volante. En esta etapa el cerebro establece más conexiones, especialmente entre el sistema límbico y la CPF. La mejora de conectividad provoca que los adolescentes controlan mejor sus impulsos, piensan en el impacto a largo plazo de sus consecuencias y soportan mejor la presión social de su grupo de iguales.

mentalidad fija vs mentalidad de crecimiento

¿Qué implicaciones tiene todo esto?.  

Las implicaciones son esenciales para nosotros los docentes, ya que existen evidencias que en la adolescencia, sobre todo a partir de la culminación de la segunda fase, podemos intervenir y mejorar las habilidades y capacidades, tanto las  cognitivas como las  no cognitivas.

Por ejemplo, se ha demostrado que se puede mejorar el autocontrol y la regulación emocional mediante el entrenamiento de las funciones cognitivas, el mindfulness, el ejercicio aeróbico, la combinación de ejercicio físico y control mental (yoga, artes marciales), o mediante la enseñanza de estrategias y habilidades de autorregulación. Todas estas actividades no solo tienen un impacto en aspectos emocionales, también inciden en la mejorar de las capacidades y habilidades cognitivas.

No menos importantes son los beneficios de alargar la adolescencia. A primera vista puede parecer contraproducente, ya que significa alargar una etapa de irresponsabilidad e inmadurez. Sin embargo, si conseguimos que este periodo vital se alargue, promovemos que esta etapa de plasticidad cerebral pueda trabajar a favor del alumno/a convirtiéndose en una ventaja primordial, que no todos se pueden permitir.  Imaginemos un alumno/a de un contexto pobre, desde su nacimiento tiene mas probabilidades de sufrir estrés, contextos familiares desestructurados, diferentes tipos de violencia.. todo ello va a tener repercusión en su desarrollo cerebral. No solo va a contar con esa desventaja, ya que con mucha probabilidad su contexto le va a obligar a «madurar» antes, es decir, la posibilidad de alargar su adolescencia, y por tanto, su plasticidad va a ser mas corta. Su capital neurobiológico, es decir, la ventaja de tener un periodo de plasticidad cerebral mas prolongado en un ambiente estimulante,  es mas corto y menos estimulante, tanto en la infancia como en la adolescencia.

La última implicación guarda relación con el hecho de poder discernir cuando una persona deja de ser adolescente, para convertirse en adulto/a. No es algo fácil de definir, ya que este proceso de maduración es diferente para cada individuo y cultura, si bien, debemos hacer un esfuerzo por intentar marcar un hito, sobre todo para diferenciar la punibilidad de un delito cometido por un adulto/a o un adolescente. He trabajado en centros de menores y casas de acogida, y puedo asegurar que dar la oportunidad de reinsertar a un adolescente es algo esencial, sobre todo si analizamos que hay una gran correlación de fracaso en la escuela e inicio en la delincuencia.

Bibliografía:

  • Steinberg, L. The Age of Opportunity.
  • Blakemore, S. Inventing ourselves. The Secret Life of the Teenage Brain.
  • Bueno, D. Epigenoma para cuidar tu cuerpo y tu vida.