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La tutoría. El pozo negro de la Educación

Nos enfrascamos en cambios metodológicos, en usos de estrategias o modelos de innovación, seguimos a docentes que nos pueden inspirar o acudimos a encuentros de formación para aprender o compartir, y, todavía no he acudido a ningún curso, ni he conocido a ningún docente o experto/a que se centre en una de las funciones educativas mas importante: la tutoría.

Tras cuatro años he vuelto a ser tutor, y os puedo asegurar que es una labor complicada, mas aún sin contar con la liberación horaria. Un tutor/a es un pozo negro donde se vuelca: la comunicación con los padres/madres (sin olvidar que si están separados o divorciados hay que comunicarse con los dos); la comunicación con otros posibles tutores legales: centros de menores, casas de acogida; la transmisión de los cientos de eventos que surgen en un centro educativo: viajes, jornadas, charlas; el trasvase de información con otros compañeros/as docentes, el equipo directivo y el departamento de orientación; la gestión de muchos tipos de documentos, tales como, autorizaciones, notas, actas de sesión de evaluación, salidas, documentos sobre alergias, diabetes.. Podría seguir con una larga lista que todos conocemos, pero esa no es mi intención.

Mi intención es centrarme en la parte humana, y por tanto, mas educativa de la tutoría. Por experiencia tengo claro que un buen tutor/a puede transformar a un grupo. Y esa transformación, por desgracia, no suele ir acompañada de toda la carga burocrática y de documentación a la que nos obliga la administración educativa.

Un tutor, según mi opinión, puede y debería ser un acompañante, un mentor. Por eso me parece tan esencial ese proceso, y la única hora que la administración nos deja para poder conocer a nuestro alumnado es insuficiente. Aún mas insuficiente en grupos con treinta alumnos, en los que podemos encontrarnos: alumnos con handicap, sobredotados, con Trastornos del Apego, repetidores, con diferentes tipos de problemas emocionales y afectivos..

A pesar de que mi centro cuenta con un Programa de Orientación y Atención Tutorial muy meritorio, este es demasiado homogéneo. Parece como si todos los grupos de 3º de la ESO son iguales. Así que decidí investigar por mi cuenta y me gustaría recomendar algunos programas, si bien ninguno es específico del ámbito de la tutoría. Algo que confirma lo que señalé anteriormente.

Todos estos programas pueden ser usados tanto para la tutoría como para el desarrollo de habilidades, procesos de cohesión, conocimiento mutuo, identificación de emociones..

Un programa esencial para trabajar las habilidades socioemocionales es el programa de Competencia Social y Ciudadana de Manuel Segura, al igual que el programa de Juan Vaello y su libro Como dar clase a los que no quieren, todo un referente para docentes de la ESO.

También he tirado de muchas dinámicas que usa el Antiprograma de Educación Emocional de Antonio Sánchez Román y Laura Sánchez-Calleja. Programa desarrollado en un contexto socioeconómico complejo, y que en mi opinión es el mejor programa de Educación Emocional que se ha escrito en español, junto al renombrado programa TREVA.

Otros programas interesantes son el programa de Inteligencia Emocional de la Eskolabakegune de la Diputación Foral de Guipúzcoa, y el Programa Aulas Felices desarrollado en Aragón, todo un referente en el ámbito nacional.

Espero que os ayuden tanto como me han ayudado a mi.


Educar. ¿Qué queremos: mejores personas o buen alumnado?

cerebro vivoExisten docentes que en esta disyuntiva lo tienen claro. Quieren buen alumnado, entendiendo este como el que viene a clase para atender, estudiar, hacer exámenes, ser dócil y cumplir las reglas que marca cada docente o centro en su clase. ¿Es razonable creer que debería ser así?. Puede ser, pero no podemos olvidar que nuestro alumnado, especialmente el adolescente, está desarrollado su corteza prefrontal (CPF), esa parte del cerebro donde están las funciones ejecutivas de alto nivel: la resolución de problemas, la búsqueda de alternativas, la regulación de emocioness, la capacidad de inhibir las respuestas no adecuadas, la postergación de la recompensa. Este proceso de formación de la CPF es simultáneo a un proceso de poda cerebral, así el cerebro va eliminado  neuronas y conexiones sinápticas. Básicamente se conserva lo que se usa y lo que no se elimina.

Podemos buscar y desear a ese buen alumnado, pero la propia adolescencia y el hecho de ser personas, hace necesario trabajar el desarrollo de habilidades socioemocionales. En mi opinión, debemos educar para ser mejores personas, para hacer más felices a nuestro alumnado. Eso no implica educar para un mundo de color de rosa, sino educarlos para vivir el presente, para gestionar sus emociones y que no sean sus emociones quienes les dirijan.

En  este proceso hay varios hitos. El primero de ellos comenzó con la puesta en marca de estructuras de Aprendizaje cooperativo, en las que se introducían aspectos emocionales, tanto para trabajar aspectos de sus vidas como para fomentar la cohesión/vínculo del grupo.

La propuesta creció gracias a la ayuda de mi maestra Marta Ligioiz, y a la de dos grandes docentes: Santi Herrera y Sergio Rojo. Ellos fueron quienes me dieron la idea de integrar en mis clases la Rueda de las Emociones y la figura del Responsable de la Felicidad.IMG_20160127_140412.jpg

Como afirma mi compañero Balta para gestionar las emociones, primero debemos aprender a identificarlas, y os puedo asegura que nuestro alumnado no suele ser muy competente en ese aspecto.¿Qué me permite la rueda? Sencillo, antes de comenzar la clase el alumnado se etiqueta en las emociones, se preguntan entre ellos o a mí, y sirve para comprobar cual es el estado emocional de la clase.

Este proceso se complementa con la figura del Responsable de la Felicidad. Un alumno/a que se encarga de velar por el estado emocional de la clase, y que lleva un diario donde se apunta el estado medio, el alumno/a que se encuentra mal.

Ambas figuras son geniales, si bien debo mejorar como implementar el responsable de felicidad. Sin embargo, el propio alumnado solicita la rueda de las emociones y la puesta en práctica de dinámicas que apoyen la gestión emocional, de modo que para mi alumnado es muy normal hablar de sus emociones, qué les sucede, como darnos cuenta y qué podemos hacer para mejorar nuestro estado emocional.

Como es lógico no basta con la rueda y el responsable. Todo esto se complementa con la puesta en práctica de sesiones en las que ponemos en práctica dinámicas, algunas extraídas del libro de Rafael Bisquerra, y otras que uso gracias a la ayuda de Santi Herrera y Sergio Rojo, el programa Aulas Felices, un libro que todo docente debería tener.

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Mi última incorporación es el desarrollo de minisesiones, en las que estamos trabajando la Meditación. Son sesiones de cinco minutos en las que comenzamos haciendo estiramientos, ejercicios, visualizaciones o dinámicas para trabajar emociones específicas como la rabia, el miedo, el amor. Al final se desarrolla un ejercicio de respiración consciente, vivir el aquí y el ahora, y conseguir que nuestra mente deje pasar las emociones, como el viento a las nubes. Meditación, cuyos beneficios están más que demostrados, no solo por el hecho de mejorar la gestión emocional, además mejora la atención, la concentración y la recuperación de información.

Desde mis inicios en los que intenté incorporar el programa TREVA,  he ido mejorando y trabajando yo mismo mi gestión emocional. Por qué si queremos trabajar así en clase, nosotros, los propios docentes tenemos que ser los primeros en educarnos para ser. El cambio educativo comienza por uno mismo.

¿Educar para ser o para hacer?

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Cada vez estoy más de acuerdo con mi compañera Ángela Muñoz. Si queremos cambiar la Educación tenemos que poner en el centro al alumnado, y ese centro debe estar dirigido al tipo de persona que queremos ayudar a crear, que no modelar.

Para poder lograrlo debemos partir de una premisa fundamental: ¿qué tipo de personas queremos que sean con nuestra ayuda?. Es ahí donde se plantea mi dilema actual. ¿Yo educo para ser o educo para hacer?. Está claro que quiero que mi alumnado sea competente, emocionalmente estable, comprometido, compasivo, consciente, pero realmente cuadra esto con mi práctica  educativa. ¿O esa, mi supuesta prioridad, no la abandono sin titubear cuando nos entra la prisa del currículum, del temario o del proyecto que queremos terminar?. O si incidimos aún más, ¿puedo exigir a mi alumnado determinadas respuestas emocionales, si ni siquiera yo como docente y adulto se gestionar correctamente mis emociones?.

Sea así o no, durante este trimestre me he centrado mucho en el trabajo emocional y de cohesión de mis grupos.  Ya el inicio del curso comenzó con la presentación del profesor como persona, como docente y como padre, pero a ello le añadí una estructura de Aprendizaje cooperativo. Está estructura me la recomendaron Bloggeando y Berta Martínez, se llama «La maleta», y yo fui el primero en realizarla. Acudí a mis clases con mi maleta y le enseñé a mi alumnado tres objetos de especial relevancia para mi. Posteriormente serían ellos los que me traerían sus objetos, cosa que nos sirvió para conocernos

Durante las siguientes semanas estuvimos analizando como funcionan los grupos y los equipos. Comprobamos como nuestras expectativas y las de los demás influyen en nosotros mismos, con la dinámica de las bolas de ping-pong. Una dinámica sencilla en la que se escogen dos voluntarios que tienen que colar las bolas en una cesta, pero tienen que estar vendados. La particularidad es que a uno se le anima, se le alienta y se le corrige, mientras que al otro se le abuchea y desanima. Funciona, ahí se dan cuenta de la importancia de los demás y de nuestra autoimagen.

Trabajamos dinámicas de cohesión y de silencio, además de estructura de aprendizaje cooperativo simples, pero llenas de sentido como el Evalúa a tus padres. Estructura que me hizo comprender las graves carencias afectivas de parte de mi alumnado, así como ellos demuestran con sinceridad, que algunos no los escuchan, que algunos no están porqué se han ido y que otros no quieren estar con sus hijos. Sin dudarlo fueron momentos muy emotivos, especialmente cuando hicimos la reflexión conjunta de ¿Conoces los sueños de tus padres?. Muchos no los conocían, y yo les dije que se lo preguntaran, porque probablemente nunca se los contarían, y hacerlo les ayudaría a comprender a sus padres.demostración feliz

A esa estructura le añadí Evalúate como hijo/a. Estructura que sirvió para comprobar como se comportan ellos con sus padres, como no siempre responden bien, ni siquiera educadamente, o como exigen sin medida, e incluso algunos se dieron cuenta que sus padres eran así con ellos porqué no habían tenido padre.

En el último mes hemos trabajado una actividad de Barbara Fredriksson. En ella reflexionamos sobre que cosas buenas nos pasan en nuestras vidas, y tenemos que apuntarlas día a día.

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El día que la lancé todos me decían que en un sólo día no te podían pasar tres cosas buenas, y menos en un día de escuela. La reflexión posterior fue muy jugosa, ya que hablamos de todo lo que tenemos: agua caliente, ducha, cama, vivienda. Cuando reflexionamos y nos dimos cuenta de todas las cosas buenas que tenemos en nuestro día a día, nos hacemos conscientes de la suerte que tenemos. Esta actividad voluntaria va a terminar en breve y yo también la he seguido. Creo que el realizarla y preguntar de vez en cuando por las cosas buenas que nos pasan en nuestra vida, e incluso como aquello que suponemos malo, pero que nos enseña a mejorar, puede incluirse dentro nos está haciendo crecer a todos.

De todo lo anterior lo más curioso fueron las respuestas iniciales de mi alumnado. José Luis, ¿qué tiene que ver esto con la Geografía?; por hablar de mis emociones, me pones nota; de verdad vamos a hablar de esto en clase..  Mis respuestas fueron claras, es mucho más importante ser personas que trabajar los ríos, las capitales o cualquier otro contenido.

Solo puedo decir que estoy aprendiendo mucho y que la cohesión ha crecido mucho en mis clases. Funcione o no funcione, sigo pensando que la verdadera educación transita por este camino.

Quizás la respuesta, la tenga el profesor Kanamori cuando afirma:

Deja que la gente viva en tu corazón. Cabe tanta gente como quieras.

 

#EABE15. Ideales que se convierten en realidad.

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cartelEABEpequeComparar un EABE con otro, es como comparar a los hijos/as. Cada uno es diferente, cada uno tiene virtudes, y cada uno tiene defectos.

Si tuviera que definir el de este año con una palabra es emoción, y aquí voy a utilizar una cita de Begoña Ibarrola cuando afirma «pero hoy sabemos que el verdadero aprendizaje, en el campo que sea, no se produce cuando se comprende, sino cuando se siente lo comprendido». Os puedo asegurar que este año he aprendido más que nunca.

He aprendido, porque este año el EABE ha dado voz a mucha gente y colectivos. Eso me ha permitido conocer iniciativas de esos innovadores desconocidos a los que dibuja Néstor Alonso.

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He aprendido, porque este año el EABE ha tenido muchas caras nuevas. Eso me parece un logro. Si queremos cambiar la Educación, solo podemos hacerlo extendiendo otra visión, otros modelos.

He aprendido, porque no he parado de sonreir. Me he divertido mucho. Solo basta con echar un vistazo a la percusión corporal que organizaron el colectivo #YoconEuterpe.

He aprendido porque todo fluía. Ha sido increíble la labor de la organización. Mi enhorabuena a todos/as.

Existirán defectos, pero solo puedo decir que me habéis cargado las pilas.

Os dejo con otra cita. Mientras trabajamos los proyectos con los grupos, (el poco rato que estuve) una compañera pronunció la siguiente frase: «Hemos llenado las aulas de tecnologías…. . No os puedo asegurar que dijo después, porque inmediatamente continué mentalmente con lo que ella había dicho y añadí: … ahora tenemos que llenarlas de personas».

Después de este EABE os aseguro que hay grandes personas dentro de las aulas.

 

Fundamentos para una ludificación/gamificación educativa #ludificación #gamificación #gamification

 

Juego_del_Sapo_ILeí una vez que si no puedes ser la vela que aporta la luz,  al menos puedes ser un espejo que ilumine. Esa es la intención de esta entrada, intentar aportar luz entre tanto ruido, sobre las ventajas y beneficios de la aplicación de la ludificación en el aula.

Escribiendo gamificación en Google he obtenido 79100 resultados e imagino que si lo escribiera en inglés  los resultados serían mayores (más de 8 millones). Pero si nos ponemos a investigar en este marasmo, encontraremos que no hay unificación de conceptos, ni de criterios en aspectos tan elementales como las mecánicas, dinámicas o los componentes.

Un problema añadido es que  existen  páginas donde «expertos», afirman que gamifican/ludifican su aula utilizando MInecraft, Scratch o cualquier tipo de sandbox y/o creador de juegos. No soy un experto, pero eso no es ludificación.

Así que este lío me ha hecho dudar mucho sobre si debo o no, aplicar esta estrategia de enseñanza-aprendizaje en mi aula. Si, habéis leído bien, es una estrategia, o de manera burda y simplista, un modo de organizar las clases y las sesiones para darle un sentido al proceso de enseñanza-aprendizaje.

El sentido ha aparecido de la manera más inesperada. Ha sido gracias a la Neuroeducación, que consiste «en aprovechar los conocimientos sobre el funcionamiento cerebral para enseñar y aprender mejor» como afirma Jesús C. Guillén.

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¿Por qué gracias a la Neuroeducación?. Muy sencillo, porque las investigaciones sobre el cerebro constatan que nuestras emociones influyen en nuestro aprendizaje tanto o más que todas las tIC, los contenidos, proyectos, tares … y en este campo la ludificación tiene mucho que decir, ya que al fin y al cabo, diseñar un proceso ludificado implica ayudar a promover emociones y sentimientos en el alumnado. Implica crear una historia que te sumerja en un mundo en el que todo tenga sentido, y en el que el alumnado se sienta protagonista.

Ese es el quid de la cuestión, lo que justifica y revaloriza esta estrategia, de modo que no se quede en un simple aumento de motivación, sino que implique ir más acorde a como nuestro cerebro aprende.

Si queréis ejemplos os aconsejo que sigáis a verdaderos expertos/as en este tema. Personas con fundamento que no os harán perder el tiempo.

Como expertos/as en gamificación/ludificación en todos sus campos os recomiendo a:

Isidro Rodrigo. Excelente persona y gran comunicador. Muy interesante sus aportes sobre el «equilibrio» en el juego.

Víctor Manrique. Un verdadero crack de la gamificación. Os recomiendo que echéis un vistazo a su baraja de carta para ludificar.

Imma Marín. Se dedica al mundo del juego desde hace años y además aporta una visión educativa de este proceso.

Andrzej Marczewsky. Un gran experto de la materia. Es muy útil su análisis del perfil de los jugadores.

Como expertos/as en gamificación/ludificación en el aspecto educativo os recomiendo a:

Santiago Vallejo/Zombiología. Un proyecto que combina la gamificación y el game based learning.

Javier Espinosa. Ya ha planificado varios procesos de ludificación y está continuamente inventando nuevas versiones.

Podría seguir con la lista, pero por ahora es suficiente. Recordad que lo importante es la emoción, así que en próximas entradas continuaremos.