En la historia de Buda se narra que un bandido se había ido a donde estaba Buda para matarlo. Aquel hombre de Dios, entonces le dijo: «Antes de matarme, ayúdame a cumplir con un último deseo: Corta, por favor, una rama de ese árbol». Con un golpe de espada el bandido hizo lo que Buda le pedía. Pero éste añadió enseguida: «Ahora vuelve a poner la rama cortada donde estaba para que pueda de nuevo florecer. «.
«Debes estar loco – respondió el bandido – hacer esto es imposible»
«No estoy loco, – respondió Buda- el loco serás tú que te crees poderoso porque puedes herir y destruir. Eso es cosa de niños. Lo verdaderamente poderoso es el que sabe crear y curar».
Esta fábula resume mi opinión sobre los Maestros del NO: todo en ellos se basa en destruir y no en construir.
Un Maestro del No está en contra de cualquier cambio en el aula, y alegará ante cualquier mínima modificación: que no hay evidencias, que eso ya se hacía antes o que solo sirve para dar dinero a una empresa o institución.
Lo curioso de todo esto es que en la realidad educativa nacional no hay tanto cambio ni en metodologías, estrategias, organizativos o legislativos. Luchan contra algo que es incipiente, ya que dudo mucho que de los más de 600000 docentes que hay en España más de un 5 % usen metodologías activas u otros modelos, enfoques o herramientas diferentes.
¿Cómo se puede identificar a un Maestro del No? Suelen cumplir la mayoría de estas características, si bien no hay un criterio común.
1- Critican todo lo que hacen los demás, sin embargo cuando intentamos descubrir en lo que si creen, cuando buscamos su práctica educativa su presencia en la red desaparece. Son docentes que ejercen su influencia en la red, y sin embargo su día a día en el aula es una incógnita.
Si se les pregunta por su práctica suelen responder con evasivas y con salidas por la tangente. Desconfío de los que no muestran lo que hacen: ¿cómo atienden a la diversidad en sus aulas?, ¿cómo tratan al alumnado disruptivo?, ¿qué problemas encuentran dentro de su comunidad educativa?. Al igual que no creo que todo lo que publicamos los docentes, sean éxitos o buenas practicas educativas.
2- Se quejan o critican los nuevos modelos, teorías, enfoques, y afirman que no tienen evidencias científicas. Estoy de acuerdo que no todo puede funcionar, y que todo lo nuevo no es sinónimo de bueno.
También es posible que algunas de ellas todavía no cuenten con esas evidencias. Lo que no significa que no puedan funcionar, de hecho, dudo mucho que Montessorí, Malaguzzi, Freinet o Milani, se preocuparan por esas evidencias para desarrollar sus modelos y teorías educativas. Modelos y teorías, que luego se vieron refrendados por evidencias e investigaciones.
Además sería genial que estos docentes aportaran evidencias científicas sobre sus prácticas educativas. Sus éxitos, sus fracasos, sus intentos de mejora. Creo a todos nos ayudaría a convertirnos en mejores docentes
Lo curioso de este aspecto, es que estos docentes no suelen aportar mas allá de su opinión, basada en su experiencia fallida o no. Experiencia que es tan válida como la de cualquier otro docente.
En otros casos se preocupan por buscar en Google un artículo científico. Mas que suficiente para desmontar cualquier modelo o teoría. Es decir, a los docentes que intentan cambiar su práctica educativa les requieren evidencias, sin embargo a ellos con su opinión y algún artículo científico, les basta para sentenciar la inutilidad de esa práctica educativa.
3- Se quejan de la existencia de expertos educativos, y es probable que existan demasiados. Sin embargo, eso no resta que sea necesaria su existencia. Conforman el cuerpo científico y académico, que aporta seriedad y evidencias sobre lo que funciona o no en el aula. No conozco ningún cuerpo profesional que no se enriquezca y valore a sus expertos: economistas, abogados, educadores sociales, trabajadores sociales… todos estos cuerpos respetan a sus expertos.
Eso no significa creerse a pie juntillas, lo que diga cualquier persona que se autodenomine experto. Para eso cada docente deber ejercer como investigador de su propia aula y práctica.
Negar que hay empresas y expertos muy interesados en Educación, cuyo único interés es el económico sería inútil. Si, pero estos docentes que reniegan de los gurús, empresas, organizaciones y expertos educativos, si se permiten escribir libros, poner publicidad en sus webs o acudir a conferencias para cobrar. Es curiosa la crítica a algo en lo que ellos mismos se convierten, ya que se transforman en adalides de otros modelos y teorías educativas, las que ellos mismos alimentan. Modelos que pueden ser tan válidos o inútiles como los que estos docentes intentan denostar.
4- Los encuentros horizontales no les suelen gustar. Lugares en los que no hay escenarios, ni cámaras, y donde se puede hablar de tu a tu con cualquiera. Esos lugares en los que la formación no necesita de certificaciones, y que se suele realizar durante los fines de semana y con cargo al bolsillo personal.
5- Son feroces críticos de cualquier docente que aparece en los medios, revistas, libros.. cualquier docente que destaque es su objetivo. Son el máximo exponente del Síndrome de Procusto, un síndrome muy conocido en nuestra profesión.
6- Son los mayores detractores de cualquier aspecto relacionado con la Emoción y su vinculación con la Educación.
Aspecto que me llama la atención, habida cuenta que el mayor estudio sobre las medidas más efectivas en la Educación, Visible Learning. Estudio que ha analizado casi 1200 metaanálisis, y que ha analizado estudios medidos en mas de 200 millones de alumnos/as , y que demuestra que entre las medidas mas efectivas en Educación se encuentran: las expectativas del docente y del alumno/a. Expectativas que guardan relación con la esperanza, el auto concepto, la auto imagen, el locus de control y la Mentalidad de crecimiento de Carol Dweck. Todos aspectos muy ligados a nuestra imagen, gestión de emociones…
Esto no implica que debamos convertirnos en psicólogos, orientadores o guías espirituales. Implica que debemos tener en cuenta esos aspectos emocionales personales y de nuestro alumnado, para conseguir mejorar nuestra práctica educativa.
Posdata: Esta entrada la hago desde la perspectiva de un docente de aula, un maestro en la mayor acepción de esa palabra.
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