Gracias a la intercesión de Diego Sobrino he podido publicar un nuevo artículo en la revista Íber. La revista especializada en la difusión de contenidos pedagógicos y didácticos de Ciencias Sociales.
En este caso mi colaboración se ha centrado en una de mis grandes pasiones educativas. El Aprendizaje basado en Juegos en particular, y el uso de los juegos como herramienta educativa.
Mi artículo se centra en la creación de una secuencia didáctica que buscaba trabajar los contenidos de la Primera Guerra Mundial, el Imperialismo y la Revolución Rusa. El alumnado escoge libremente los contenidos y con ellos tiene que crear un juego, con la condición de que está prohibido crear exámenes camuflados de juego, es decir, crear un Trivial, un Pictionary o cualquier juego de gestualidad que quiera camuflar una pregunta para obtener una respuesta.
Curiosamente un grupo de hace dos años decidió optar por la Revolución Rusa para crear el juego. Es con diferencia el contenido más difícil de transformar en juego, y sin embargo ellos me sorprendieron y crearon un juegazo en el que recreaban un gulag, con tres círculos concéntricos, que suponían los diferentes obstáculos físicos, armas, vigilantes, capos que deben superar. Para salvarlos deben conseguir herramientas, documentos, sobornar e incluso noquear a algún guarda.
En la otra parte del artículo aprovecho para hablar sobre el uso de los mapas gigantes. Durante este curso creé dos mapas gigantes: uno de España y otro europeo. Esos mapas han servido como excusa para introducir el movimiento en el aula, y conseguir trabajar los contenidos más pesados de la Geografía o la Historia mediante la creación de juegos de carácter físico: carreras, gymkhanas … que ayudan a trabajar la localización, los movimientos en los mapas (migraciones, ejércitos).
Agradezco a Graó y a Diego Sobrino la oportunidad de colaborar con ellos. Os recomiendo que echéis un vistazo a este número que versa sobre la Revolución Rusa.
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