Una vez que he vuelto de mi estancia en Gales como auxiliar educativo he comprendido que una de las partes fundamentales de la educación es que los alumnos aprendan directamente de lo que hay a su alrededor. Esta simple afirmación se pone en práctica de forma continua en los colegios del Reino Unido, todo lo que los niños trabajan, al menos en Primaria, lo hacen orientado al desarrollo de sus habilidades y competencias en su vida futura.
Aquí es donde entronca el origen de esta entrada, ya que desde hace unos años he colaborado con el grupo de voluntarios de la Escuela Universitaria de SAFA, por circunstancias de la vida me orienté hacia el Voluntariado de la cárcel de Jaén donde colaboramos desde hace unos años (sobre todo gracias a Lina Mª Cecilia Gámiz).
Este voluntariado ha servido para que nuestros alumnos y nosotros mismos nos demos cuenta de muchas cosas, entre ellas la suerte que tenemos y lo importante que es la libertad. No es extraño que muchas veces cuando terminamos una convivencias muchos de los voluntarios afirmen que son ellos mismos los que más aprenden de los internos o que se escuchen “es que cualquiera de nosotros podría ser uno de los internos” en referencia a que solo por el aspecto físico no se puede distinguir entre internos, voluntarios, funcionarios y muchas más personas. En definitiva se eliminan de nuestras mentes muchos tabús que todavía se tienen con respecto a la cárcel y al tipo de gente que puede haber allí.
Con este voluntariado estamos consiguiendo que nuestros chavales comprueben lo que es la vida, en su faceta más dura y que tengan instrumentos para afrontar lo que algunos alumnos traen a clase desde sus casas: frustración, ira, apatía.
En el video que os muestro y que publico porque ya se encuentra disponible en YouTube aparece la última convivencia de este año. A todos los internos, a José Luis sacerdote de la Pastoral Penitenciaria al que felicito por su gran labor, a todos: Muchas Gracias.