
Quien me conozca sabe que soy un gran defensor de las metodologías y estrategias de enseñanza activas. Considero que tienen muchas ventajas, en especial el Aprendizaje Cooperativo y el Aprendizaje basado en Proyectos, lo que no resta que tengan defectos.
Ya hace unos años escribí un post sobre los límites del Aprendizaje Cooperativo, entre otras desventajas requiere un proceso de formación en destrezas y habilidades de nuestro alumnado que muchas veces no podemos poner en práctica, tanto por falta de tiempo como por falta de coordinación entre niveles e incluso entre diferentes compañeros docentes. Esos límites se reiteran en el caso del Aprendizaje basado en Proyectos, ya que muchas veces nuestro alumnado carece de habilidades y destrezas que son esenciales para el desarrollo de un proyecto.
Esos límites, que no son insalvables, me orientaron a buscar otras estrategias en las que realmente cada equipo de alumnos y cada individuo pudiera tomar un camino diferenciado, de modo que en el aula pudieran desarrollarse varias actividades diferentes y que cada alumno pudiera tomar decisiones sobre lo que estaba aprendiendo. En esa búsqueda se cruzó en mi vida Willy Rodriguez, un gran docente que me formó sobre Aprendizaje Cooperativo, y que forma parte del colegio Padre Piquer, un referente en el ámbito nacional.
Willy fue quien me recomendó leer El Aula Diversificada de Tomlinson, libro que recomiendo a todos los docentes que quieran entender cómo poder atender a la diversidad en el aula. Gracias a ese libro descubrí el Trabajo por Rincones de Trabajo y el Trabajo por Estaciones, ambas permiten generar situaciones personalizadas de aprendizaje. Mi problema era que no tenía ni idea sobre como desarrollarlas, así que me dediqué a leer, visitar el aula de Infantil de mi hija y comprobar como trabajaban por rincones, y mi gran descubrimiento: poder visitar el aula de D. José Antonio, el maestro de Primaria de mi hija Jimena. Esa visita me aportó la luz que necesitaba.

La solución era sencilla. No debía centrarme en trabajar habilidades o destrezas como en los rincones de trabajo, tampoco debía preocuparme por crear interdependencia entre las actividades. Mi camino era crear estaciones de aprendizaje. No necesitan interdependencia, no es necesario seguir un orden concreto y tampoco todo el alumnado necesita pasar por todas las estaciones.
Lo siguiente fue ponerme a trabajar con mi equipo de compañeras PT, Leticia y Toni. Ellas me aportaron muchas ideas para conseguir que todas las estaciones permitieran incluir al máximo de alumnos. Después de esta charla me puse a crear materiales con una idea muy clara: debían ser visuales, ser unívocos y que permitieran que todo el alumnado pudiera interactuar con ellos.
Entre otras estaciones contaba con una en la que debían combinar factores del clima para crear territorios con un determinado clima, una estación en la que debían combinar las características de diferentes paisajes vegetales, una estación en la que deben jugar con un dominó de los paisajes vegetales, hasta un total de siete estaciones. Esas siete estaciones debían servir para que 28 alumnos pudieran estar en el aula trabajando en estaciones, una estación cada 15 minutos. De ese modo podían llegar a estar en 4 estaciones diferentes.
Lo único que restaba era crear una hoja de seguimiento que sirviera para orientar al alumnado, y que permitiera recoger los resultados que iban obteniendo.
Esta semana ha sido el lanzamiento y después de haberlo probado en tres grupos de 3º de ESO puedo afirmar que estoy bastante satisfecho. El alumnado ha funcionado muy bien y han sabido trabajar de forma independiente.
Ha sido la primera vez que he conseguido que todos mis alumnos aprendieran a su ritmo y fijándose ellos sus objetivos.
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